¿Qué es la salud?

Por Bar Halevy

La salud se definió como « un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades «por la OMS en 1948. Naturalmente, está en el centro mismo de las preocupaciones humanas, de los debates públicos y de las controversias éticas y deontológicas. Esta definición suena desafiante, ya que amplía el concepto de salud más allá de las meras características físicas de la enfermedad a las que suele limitarse, incorporando aspectos psicosociales, conductuales y ambientales del bienestar de los individuos.

Sin embargo, lo que llamamos asistencia sanitaria parece presuponer una visión muy diferente de la salud. Cada vez que recurrimos a nuestro sistema sanitario, nos presentamos con dolor, molestias o con un diagnóstico que requiere un seguimiento. En otras palabras, son los síntomas que experimentamos los que nos llevan al médico. Y por una buena razón: según el Oxford English Dictionary, los síntomas son características físicas o mentales que se considera que indican una condición de enfermedad.

Pero esta realidad, ¿no hace que nuestro sistema sanitario se parezca más a un sistema de atención a la enfermedad? ¿Realmente nos preocupamos más por la salud que por los síntomas? Pongamos dos ejemplos:
Las pastillas se reembolsan, la comida orgánica no.
Las cirugías se reembolsan, el ejercicio físico no.
Los intentos de curación se reembolsan, y es fundamental apoyar a las personas dentro de nuestra sociedad, pero la prevención no.

Así que podemos elegir entre preguntarnos qué causa la enfermedad o qué causa la salud. La AK y la quiropráctica perciben la salud como un continuo o una condición innata pero alterable. Esta visión desvela la necesidad de que las personas participen activamente en el proceso de recuperar la salud, alcanzar su bienestar y mejorar así su calidad de vida. Insta a la gente a informarse, asesorarse y empoderarse para poder invertir en su salud en lugar de enfermar gratuitamente. Como quiropráctico y practicante de AK, mi misión es guiar a mis pacientes hacia la versión más saludable de sí mismos. Este viaje a lo largo del continuo que se extiende entre la vida óptima y la muerte e implica la propia capacidad de adaptación. La viabilidad, el ritmo y el éxito de la adaptación dependen de nuestra resiliencia o capacidad de adaptación:

En nuestra vida cotidiana, nos enfrentamos constantemente a factores estresantes. Pueden ser físicas, como una caída, una quemadura o incluso la gravedad tirando de nosotros hacia abajo. Pueden ser químicos, como la contaminación del aire o del agua, el tabaquismo o los malos hábitos alimentarios. Por último, pueden ser psicológicos o emocionales, como estar atrapado en una relación tóxica o abrumado por el estrés laboral. A pesar de ser muy comunes, esos inconvenientes cotidianos pueden causar estragos en nuestro cuerpo y nuestra mente y desestabilizar nuestra fisiología.

Para contrarrestarlos, el organismo se adapta mediante mecanismos de defensa destinados a permitir que la vida continúe. Si nos caemos, nos hacemos un moratón o incluso una herida que se curará sola. Si nos quemamos, formaremos ampollas para proteger nuestra piel. Si tenemos una mala postura, la reajustaremos constantemente para mantener la mirada equilibrada con el horizonte. Del mismo modo, el organismo debe ser resistente para superar las carencias alimentarias ocasionales o la falta de sueño. Incluso nuestros pulmones pueden adaptarse al humo hasta cierto punto. Estas pequeñas y casi inmediatas adaptaciones pueden denominarse «compensaciones«. Cuanto más perduran y evolucionan en el tiempo, más se sustituyen por «alojamiento«, que puede entenderse como la nueva normalidad del organismo. Dado el actual aumento de las enfermedades modernas y crónicas, podríamos temer que nuestra capacidad de adaptación se esté viendo comprometida y/o que estemos expuestos a demasiados factores de estrés. Se sabe que los cánceres, la depresión, las cardiopatías coronarias, la diabetes de tipo II, las enfermedades pulmonares crónicas y muchos otros diagnósticos notorios están causados por numerosos factores de estrés que muy probablemente perturban nuestra capacidad de adaptación. Las patologías revelan el agotamiento de nuestro organismo y su falta de recursos para afrontarlas, y hacen que nos alejemos de una salud óptima y nos acerquemos a la enfermedad crónica.

Como quiropráctico y practicante de AK, mi misión es maximizar la salud y la curación de los miembros de nuestra consulta de forma natural e individualizada, identificando las disfunciones fisiológicas y abordándolas en su raíz, alejándome de la atención basada en los síntomas.

Ta información facilitada en este sitio web tiene únicamente fines educativos generales. Por lo tanto, queda fuera del ámbito del asesoramiento o consejo médico.

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