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Dolor y tensión en la parte superior de la espalda, joroba de viuda, síndrome cruzado superior, síndrome facetario, SOB, TOS.
Lidiar con el dolor y la tensión en la parte superior de la espalda es una experiencia compartida por muchos de nosotros, quizá incluso a diario. Esta molestia puede manifestarse en un punto concreto o extenderse por una zona más amplia y menos definida, que abarca varios grupos musculares desde la espalda hasta la base del cráneo. A menudo acompaña a cambios posturales perceptibles, como la joroba de viuda o un patrón de síndrome cruzado superior, caracterizado por un porte anterior de la cabeza.
Estos problemas suelen aparecer durante o después del trabajo, largos periodos de tiempo sentado o momentos especialmente estresantes. El dolor y la tensión no sólo son molestos, sino que también pueden provocar problemas posturales, como dificultad para respirar cuando la columna se vuelve rígida e inmóvil, lo que dificulta la correcta expansión de las costillas al respirar. En los casos de síndrome facetario, en los que las articulaciones facetarias se vuelven rígidas y se inflaman, enderezarnos y extender la espalda puede parecer una ardua batalla, dando lugar a una sensación localizada de «atasco».
Nuestro estilo de vida moderno, dominado por el trabajo de oficina y los hábitos sedentarios, ha exacerbado el dolor de espalda superior, la tensión y las malas posturas del cuello y la parte superior de la espalda. El predominio del trabajo sentado y el uso predominante de los músculos frontales de nuestros brazos y pecho contribuyen a los desequilibrios musculares. La inactividad prolongada debilita los músculos de la espalda, mientras que la constante tracción hacia delante de los hombros tensa los músculos de la espalda y el cuello, provocando dolor. El desplazamiento gravitatorio causado por una postura de la cabeza hacia delante amplifica aún más la curva de cifosis torácica.
Los ajustes quiroprácticos ofrecen un enfoque específico para aliviar el síndrome de la articulación facetaria, aliviando la tensión en las articulaciones formadas por las vértebras superiores e inferiores. Estos ajustes también ayudan a restablecer el movimiento en las costillas atascadas, así como en las vértebras y, si es necesario, en la clavícula, que puede contribuir al síndrome de la salida torácica. Abordar los músculos hiperactivos mediante la terapia de puntos gatillo y centrarse en el fortalecimiento de los músculos más débiles es crucial para pasar de una postura sedentaria a otra que se asemeje a la postura segura de Tarzán.

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Dolores torácicos, Costocondritis, Reflujo ácido
Experimentar dolor torácico puede ser bastante inquietante, y hay varias razones por las que puede estar ocurriendo. Una vez descartados los problemas médicos, a menudo encontramos factores estructurales, como la subluxación costal o la costocondritis. Además, el dolor puede irradiarse desde otra fuente, como el reflujo, o verse exacerbado por la ansiedad, que puede hacer realmente incómoda la zona torácica.
Las subluxaciones costales pueden incluso provocar falta de aire, que a veces se confunde con ansiedad. Cuando nuestras costillas están inmóviles y nos cuesta respirar profundamente, se activa nuestro sistema nervioso simpático, lo que nos deja en un estado general más estresado. Este aumento del estrés puede provocar sentimientos de ansiedad y alterar nuestro sistema digestivo, causando potencialmente problemas de reflujo.
La costocondritis, una afección artrítica o inflamatoria del cartílago que conecta las costillas con el esternón, puede ser dolorosa durante actividades como el ejercicio vigoroso o la tos. Se sabe que algunos alimentos, bebidas (sobre todo el alcohol) y antiinflamatorios como el ibuprofeno provocan reflujo al permitir que el ácido del estómago suba por el esófago. La disfunción del esfínter entre el estómago y el esófago también puede contribuir al reflujo, sobre todo al acostarse después de comer. Los ajustes quiroprácticos, que estimulan el sistema nervioso parasimpático y el nervio vago, pueden ayudar a aliviar el reflujo al abordar la inervación incorrecta del esfínter.
Una columna vertebral que carece de movilidad puede aumentar la presión sobre los intestinos, provocando molestias. El estómago, al ser móvil dentro de la cavidad abdominal, a veces puede desplazarse a una posición incorrecta, casi siempre hacia arriba. Esta desalineación puede provocar reflujo y otras disfunciones estomacales, incluida una digestión inadecuada de las proteínas.
En nuestra consulta, nos centramos en ajustar la columna torácica responsable de la inervación del estómago y empleamos técnicas suaves de tejidos blandos para reposicionar el estómago, favoreciendo el alivio y la mejora de la función. Los ajustes del cuello también son cruciales para la función del nervio vago, ya que este nervio desempeña un papel clave en el funcionamiento del esfínter esofágico inferior. Además, el nervio vago influye en otros órganos digestivos, el corazón, los ojos y diversas glándulas. En momentos de estrés, el nervio vago lucha por funcionar correctamente, lo que contribuye a problemas como arritmias, dificultades respiratorias y reflujo. La atención quiropráctica ayuda al cuerpo a salir de un estado simpático, mejorando la función del sistema nervioso y estimulando el nervio vago para el bienestar general.

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Escoliosis, Scheuermanns
No hay dos personas perfectamente simétricas, y nuestra columna vertebral suele tener una curvatura natural. Cuando se trata de escoliosis, la columna vertebral adopta una notable curvatura lateral, que suele curvarse hacia la derecha en la parte superior de la espalda y hacia la izquierda en la parte inferior. Esta afección suele clasificarse en dos categorías: funcional o estructural. La escoliosis funcional se produce como una forma que tiene el cuerpo de compensar otros desequilibrios, como una pierna más corta o un desequilibrio/subluxación pélvica. La buena noticia es que la escoliosis funcional suele solucionarse abordando y corrigiendo estos problemas estructurales subyacentes.
Por otra parte, la escoliosis estructural es un poco más difícil, ya que implica cambios histológicos en el propio esqueleto. Aunque es más difícil de corregir, las estrategias de tratamiento pueden evitar que empeore. Curiosamente, muchos casos de escoliosis estructural también tienen un componente funcional, razón por la cual la atención quiropráctica a menudo puede producir una mejoría, independientemente del tipo.
Hablemos ahora de la enfermedad de Scheuermann, una afección similar a la escoliosis. La diferencia clave radica en que la de Scheuermann provoca una acentuación de la curva cifótica normal de la parte superior de la espalda, en lugar de una curvatura lateral. Suele desarrollarse durante los primeros años de la adolescencia y es distinta de la joroba torácica que pueden experimentar algunas personas mayores.
Tanto la escoliosis estructural como la enfermedad de Scheuermann se consideran idiopáticas, lo que significa que se desconoce su causa exacta. Vivir con escoliosis o enfermedad de Scheuermann puede provocar sensación de rigidez, agarrotamiento y, a menudo, dolor intenso en la espalda. Las zonas afectadas también suelen presentar más inflamación y pueden sufrir procesos degenerativos precoces, lo que pone de relieve la importancia de una intervención terapéutica y preventiva temprana.
En casos menos graves y con cuidados quiroprácticos regulares, las personas con estas afecciones pueden llevar una vida totalmente funcional y sin dolor. Sin embargo, mantener la movilidad en las zonas afectadas es clave, sobre todo desde una edad temprana. Los niños y adolescentes que inician la atención quiropráctica al principio de su diagnóstico suelen obtener los mejores resultados. En los casos más graves, la cirugía puede ser una opción necesaria.
Recuerda que cada caso es único, y que es esencial un enfoque personalizado de los cuidados. Si tú o un ser querido padecéis escoliosis o enfermedad de Scheuermann, buscar asesoramiento profesional y una intervención precoz puede suponer una diferencia significativa en vuestro bienestar general.

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